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martes, 16 de marzo de 2010

londinenses no se conforman con solo tomar el té con galletitas


Gilbert y George, el estado más puro de lo límpido.

Gilbert & George se incide en el carácter transgresor de su obra, en su inconformismo con las ideas mayoritarias de cada época: una obra que aprovecha cualquier elemento molesto para la sociedad o el mundo del arte. Buena prueba de ello serían cuestiones como la fusión del arte y el artista; el tratamiento abierto de su íntima relación con la bebida; la plasmación de la crueldad y la violencia como elementos constitutivos de la cotidianidad social; el aprecio por otras razas; la asunción del deseo homosexual por los jóvenes y la propia desnudez; las referencias a emblemas militaristas y signos políticos extremistas, o la representación del dolor y la desdicha con toda su crudeza. Temas que han estado, y permanecen estando, en los límites de lo admisible por las mentes biempensantes de la sociedad. Una obra que nace y se desarrolla en un ambiente netamente urbano. A lo largo de su historia artística resulta llamativa la presencia constante de la ciudad de Londres. En este texto, y través de sus obras, podemos recorrer muy diferentes paisajes y paisanajes de la gran urbe. Pero su topografía no la encontraremos en ninguna guía de la ciudad. Son visiones extrañas y comprometidas de una metrópoli multicultural, imágenes de los sectores menos favorecidos y de las circunstancias o motivos menos glamurosos, pero no por ello menos londinenses. Son los escenarios urbanos que muchos no desean conocer.



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